EntreNosotras: El Diseño de un Espacio de Cuidado y Escucha Comunitaria
El diseño de un espacio de cuidado que tejió una red de apoyo comunitaria a través de la escucha.
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Mi Rol: Creadora y Gestora de Proyectos Comunitarios
El Reto
Durante mi rol como Promotora Cultural en la Casa de la Cultura de la Comuna 8, mi labor iba más allá de lo administrativo. En las conversaciones diarias, comencé a notar un patrón, una necesidad silenciosa pero profunda: muchas mujeres de la comunidad se acercaban a mí buscando un refugio para hablar. Compartían historias de vida muy duras, marcadas por el maltrato intrafamiliar, la soledad, la pobreza y los problemas de sus hijos. El reto era que, aunque sus historias se repetían y eran vecinas, no existía un lazo de confianza entre ellas. Identifiqué una dolorosa falta de redes de apoyo y la ausencia de un espacio seguro donde pudieran ser escuchadas, validadas y pudieran fortalecerse juntas. El desafío no era ejecutar un proyecto existente, sino crear uno desde la más pura escucha, sin un requerimiento formal, para tejer una comunidad donde antes solo había aislamiento.
Mi Solución Estratégica
A partir de esta necesidad latente, mi rol trascendió la promoción cultural para convertirme en la creadora y gestora del programa "EntreNosotras". Propuse y diseñé desde cero un espacio seguro semanal y gratuito, con una estrategia colaborativa y centrada en el bienestar integral de las participantes.
Co-creación de una Metodología Holística: Mi primera acción fue reunir a las talentosas talleristas de la Casa de la Cultura (expertas en danzaterapia, plantas sanadoras y saberes ancestrales). Juntas, co-creamos un programa que unía el cuerpo, la mente y el espíritu, dándoles a las mujeres herramientas prácticas para la gestión emocional, el autoconocimiento y el cuidado mutuo.
Diseño de la Experiencia y Comunicación Cercana: Me encargué de toda la gestión y comunicación. Diseñé manuales visuales para cada sesión que enviaba a través de un grupo de WhatsApp, detallando los temas y materiales que necesitarían. Esto fomentó un sentido de pertenencia y preparación, convirtiendo la comunicación en parte del ritual de cuidado.
Adaptación y Escalabilidad Digital: La llegada de la pandemia representó una amenaza, pero la transformé en una oportunidad. Lideré la transición del programa a un formato 100% virtual. Esto no solo aseguró su continuidad en un momento de máximo aislamiento, sino que rompió las barreras geográficas, abriendo la convocatoria a mujeres de toda la ciudad y logrando que los cupos se agotaran apenas se abrían las inscripciones.
Creación de Hitos Memorables: Entendí la importancia de los rituales de cierre. Organicé y gestioné eventos de alto impacto emocional, como una salida a un temazcal, para profundizar los lazos creados y celebrar el proceso de transformación personal y colectivo del grupo.
Resultados de Impacto
El éxito del programa superó todas las expectativas, demostrando la profunda necesidad que existía en la comunidad. Al transicionar al formato virtual, el programa experimentó un crecimiento superior al 80%, pasando de 25 participantes presenciales a 45 mujeres inscritas. La gran acogida y la alta tasa de retención permitieron que el proyecto se realizara durante tres semestres consecutivos, convirtiéndose en una iniciativa insignia de la Casa de la Cultura. Sin embargo, el logro más importante fue la creación de una red de apoyo real y tangible que trascendió los encuentros formales; las mujeres comenzaron a tejer lazos y a apoyarse en sus vidas diarias.











